APUNTES SOBRE EL GOBIERNO #SÁNCHEZ
Muchos han sido los calificativos (por lo general, elogiosos) que ha recibido el nuevo
gobierno de Pedro Sánchez. Algunos, desde el lado de la izquierda, se han
apresurado a calificarlo incluso de “gobierno de la dignidad”, un término de
una evidente carga moral que no me gusta para el ámbito de la política, ya que
al menor traspié (y ya lo ha habido) se vuelve contra quien alardea de ello. Ya
ocurrió con los “cien años de honradez” del primer gobierno socialista de 1982
o con los gobiernos Aznar de 1996 y 2000 que alardeaban de ser los adalides de
la lucha contra la corrupción, y también con los de Rajoy, ocurriendo ahora en el gobierno Sánchez con la dimisión del recién nombrado ministro
Maxim Huertas por fraude fiscal.
Por eso, prefiero utilizar calificativos con menos significado
moralista, y se me ocurre el de “gobierno estelar”, no sólo por haber
incorporado al astronauta Pedro Duque, sino también por la constelación de
figuras relevantes en sus correspondientes campos profesionales, destacando una mayoría de mujeres como rasgo significativo. Por eso, lo de "estelar" lo uso en términos sólo descriptivos y no valorativos.
A continuación expongo algunas reflexiones sobre las características más destacadas del nuevo gobierno.
A continuación expongo algunas reflexiones sobre las características más destacadas del nuevo gobierno.
a) Es
un gobierno confeccionado por el propio Pedro Sánchez, sin mediar imposiciones
ni cuotas partidarias, en contra de lo que suele ser habitual. No hay cuotas regionales, ni
nombres impuestos por las baronías, sino personas seleccionadas por su valía y con independencia de su mayor o menor vinculación a la familia socialista (en su mayoría mujeres, en un claro mensaje a la gran movilización del 8 de marzo). La no militancia en el PSOE de muchos de los miembros del Gobierno es algo positivo, en el sentido de la independencia con la que pueden ejercer sus cargos
ministeriales, pero no lo es tanto en lo que se refiere a trabajar como un
equipo cohesionado en torno a un proyecto común. No será fácil gestionar un
equipo "galáctico", con muchas estrellas fulgurantes poco acostumbradas a guiarse por la lógica política. Ese será un reto no menor para Pedro Sánchez.
b) Es
un gobierno que no ha estado condicionado en su formación por pactos previos
con las fuerzas políticas que apoyaron la moción de censura presentada por el
grupo parlamentario socialista. Es, por tanto, un gobierno monocolor que sólo
tiene el apoyo directo de unos escasos 85 diputados (los socialistas y el de
Nueva Canarias), radicando en ello su fortaleza y su debilidad. Fortaleza por
cuanto los ministros sólo deben lealtad al presidente Sánchez, que es quien los
nombró. Mas también debilidad en tanto que el apoyo parlamentario es tan
escaso, que sus comparecencias en las correspondientes comisiones del Congreso
y el Senado serán sometidas a un duro escrutinio y a un fuerte control de los
demás grupos, incluidos los que inicialmente se alinearon a favor de la censura
contra Rajoy y que, una vez logrado el cambio de gobierno, se ocuparán en
marcar espacio frente al PSOE y el gobierno socialista. Tendrán que esmerarse los
ministros en preparar bien esas comparecencias, a sabiendas de que cualquier
error será magnificado y criticado de manera feroz.
c) Lejos
de ser un gobierno que refleja la sociedad española, como se han apresurado a
comentar algunos analistas, es más bien un reflejo de las clases medias y,
dentro de ellas, de unas élites profesionales que, sin duda, han construido sus
carreras con su esfuerzo y sobre la base del mérito, más que por su
pertenencia a determinadas castas o
dinastías. Entre esa constelación de figuras destacadas, es precisamente Pedro
Sánchez quien presenta un perfil más cercano a la media de la sociedad
española, por su edad, su trayectoria y su extracción social. Es un político “normal”
al frente de un gobierno “estelar”.
d) Por
ello, y dado que cada ministro estará ocupado en gestionar y dar lustre con su
presencia al correspondiente departamento y dado también que a no pocos de
ellos le falta el bagaje político de fajarse con la realidad de la calle, el
papel de Pedro Sánchez adquiere un importante significado. Es él quien debería asumir
la conexión con la sociedad que peor lo está pasando con los efectos de la
crisis económica, mostrándose sensible a sus problemas y afrontando varios
retos importantes: pobreza, desigualdad, brecha salarial, precariedad laboral,
pensiones,…
e) Muchos
de esos retos no podrán ser abordados en el escaso tiempo que el gobierno va a
tener por delante, pero al menos Pedro Sánchez debería incluirlos de forma
permanente en su agenda política, recordándolos siempre que tenga ocasión. La
idea de crear un Alto Comisionado para la Pobreza Infantil, asociado a la
propia presidencia de Gobierno, va en esa buena dirección, al igual que podría
hacer con el problema del despoblamiento rural. Su decisión de acoger a los casi
600 inmigrantes subsaharianos del barco “Aquarius” es también una forma de
mostrar sensibilidad a este tipo de asuntos, si bien debe luego canalizarlos
hacia otras instancias (en este caso, al Consejo Europeo de las próximas
semanas) para que no se quede en un mero gesto de buen voluntad.
f) Es
un gobierno que tiene gran potencial para que el PSOE, después de dos años en estado de coma, pueda afrontar los comicios
electorales, que, meses arriba, meses abajo, tendrán lugar de aquí a un año
poco más o menos. Le bastaría con algunos gestos para darle a la población
española la sensación de que ha merecido la pena el cambio de gobierno y de que
se han abierto las ventanas de una casa común en la que el aire se había hecho
irrespirable. Gestos como reformar la “ley mordaza” (sobre todo en lo relativo
a los artículos que atentan contra el derecho a la libertad de expresión),
cambiar algunas partes de la reforma laboral (como las que afectan a la
negociación colectiva), llevar la pluralidad a la RTVE, asegurar al menos el
poder adquisitivo de las pensiones, aprobar un nuevo modelo de financiación de
las CC.AA.… se podrían llevar a cabo sin gran dificultad, ya que sobre muchos
de ellos se habían alcanzado acuerdos previos en el Parlamento. Otros gestos tendrán que ver con el cambio de estilo y la rendición de cuentas, debiéndose mostrar Pedro Sánchez implacable con los
casos de corrupción que puedan producirse y que ya se han producido.
g) Será
también importante realizar algunos gestos para recuperar la normalidad en las
relaciones con el gobierno de la Generalitat catalana, sin menoscabo de
mantener la firme defensa del orden constitucional. Es verdad que los temas
judiciales han de seguir su cauce (prisión preventiva de los políticos
catalanes presos, peticiones de extradición de los políticos fugados,
desarrollo de los autos de procesamiento, aperturas de juicio,…), pero la
política tiene un espacio que debe ser usado para rebajar la tensión. El
levantamiento del control de las cuentas de la Generalitat es un gesto, que no
significa dejar de estar vigilante sobre cómo se gastan los recursos
transferidos desde la Administración, al igual que se hace con cualquier otra
Comunidad Autónoma. La nueva ministra de Administración Territorial (la
catalana Meritxell Batet) está utilizando un lenguaje de diálogo, que abre
puertas y reduce la confrontación, aunque todos sabemos que el independentismo
es insaciable y que continuará con sus aspiraciones. Aun así, una reunión de
Pedro Sánchez con Quim Torra en La Moncloa debe ser vista como una vuelta a la
normalidad, si bien se le debe exigir al President no presentarse a esa reunión con el lazo
amarillo en la solapa y sin antes haberlo retirado de la fachada del Palacio de la Generalitat.
h) Es
también un gobierno preparado para recuperar la centralidad en los futuros
debates europeos. Es verdad que Rajoy ha recuperado la imagen de España por su
buena gestión de la crisis económica al cumplir los cánones marcados por la
Comisión Europea, pero ahora toca ocupar también otros espacios y hacerlo con buenas
propuestas e iniciativas y buscando situarse en el grupo de los que van a
liderar el futuro de la UE tras el Brexit. Temas como la reforma de la UEM, la
creación del pilar de defensa, la lucha contra el terrorismo yihadista, los
acuerdos sobre cambio climático, el fortalecimiento del multilateralismo frente
al repliegue proteccionista de los EE.UU. de Trump, la política migratoria, el desarrollo
del pilar de justicia e interior (euro-órdenes), la reforma de la política
agraria y pesquera,… son asuntos en los que el nuevo gobierno de España tiene
cosas que decir, y debe decirlas.
En definitiva, tras la moción
de censura del grupo socialista utilizando los instrumentos que permite nuestra
Constitución, el nuevo gobierno presidido por Pedro Sánchez abre una
interesante ventana de oportunidad para que entre aire fresco en la política
española. No sabemos por cuanto tiempo, ya que se sustenta en una mayoría
parlamentaria muy escasa, pero aprovechémoslo para introducir algo de serenidad
en una sociedad demasiado polarizada como la española, antes de afrontar los
grandes retos que tenemos por delante. Sirva también para que el PP realice la
renovación que necesita, ya que la política española precisa de un partido
conservador estable y bien cohesionado.