viernes, 21 de octubre de 2016

ABSTENCIÓN  SOCIALISTA  E  INTERESES  GENERALES
(actualizado después de la votación en el Comité Federal del PSOE)   


Entramos en unos días cruciales para que se produzca el desbloqueo de la actual situación política en España. En el Comité Federal del PSOE del domingo, se ha decidido por 139 votos a favor y 96 en contra, abstenerse en la segunda votación de la sesión de investidura de Rajoy, lo que facilitará la formación de un gobierno del PP.

Ha sido una sesión impecable en términos democráticos, tras más de 50 intervenciones (unas a favor de la abstención y otras en contra). Consultar a la militancia era una propuesta legítima, pero también la de no hacerlo, ya que los estatutos del PSOE indican que es el Comité Federal el órgano competente en temas relacionados con la política de pactos. Por tanto, el PSOE ha hecho un buen ejercicio de democracia interna. Ahora toca explicar la decisión y asumir las críticas internas y externas que puedan venir.

Lo que me interesa aquí es reflexionar sobre el tema de la gobernabilidad y el interés general, un tema que ha sido tenido poco en cuenta en este endemoniado carrusel táctico en el que cada dirigente socialista, cada militante y muchos votantes del PSOE, han hecho sus cábalas y valoraciones pensando siempre desde una perspectiva de partido.

También este tema ha estado ausente en la estrategia inmovilista del PP desde el 20-D, una estrategia guiada por intereses partidistas, esperando que sean los demás partidos los que se agoten, sin importarle ni un ápice el problema de la gobernabilidad y los intereses generales del país. Si le hubiera importado, se habría abstenido ante el pacto PSOE-Cs o incluso habría propuesto otro candidato distinto a Rajoy en la pasada sesión de investidura.

Centrándonos en el entorno socialista, encontramos, de un lado, a los que defienden la abstención, y así lo han planteado en el Comité Federal, a entender que es la mejor opción para el PSOE si se quería evitar unas terceras elecciones que conducirían a un empeoramiento de la situación del partido ante las expectativas de que el PP incremente su apoyo electoral y Podemos logre el sorpasso que no consiguió el 26-J. El dirigente extremeño Fernández Vara, uno de los más firmes defensores de la abstención, ha sido claro en este sentido: “No estamos eligiendo entre que gobierne o no Rajoy, sino entre que gobierne hoy o lo haga dentro de 55 días en mejores condiciones que ahora”. Es éste un planteamiento defensivo con la mirada puesta en los intereses a corto plazo del PSOE.

De otro lado, están los que han venido opinando que no se debe permitir que gobierne un partido corrupto como el PP, presidido por un dirigente como Rajoy, cómplice por acción u omisión de los desmanes de la trama Gürtel o de los papeles de Bárcenas. Esa posición, defendida con firmeza en el Comité Federal, y apoyada aparentemente en una base ética (es inmoral facilitar el gobierno a Rajoy), está también marcada por un objetivo táctico (si el PSOE se abstiene, cavará su propia tumba y será sustituido por Podemos en el liderazgo de la izquierda).

Entre los partidarios de alguna de esas dos opciones no he escuchado argumentos guiados por el interés general y que vayan más allá de los intereses partidistas. Salvo alguna excepción (como la de Ramón Jáuregui), no he oído decir a los actuales dirigentes socialistas que, en ausencia de mayoría alternativa, la abstención deba justificarse por el objetivo de favorecer la gobernabilidad de un país como el nuestro sumido en una coyuntura tan compleja como la actual. Tampoco he escuchado apelar al interés general entre los que apuestan por la no abstención y el rechazo a la investidura de Rajoy. Sólo he escuchado posicionamientos tácticos guiados por el interés de partido.

Sin embargo, creo que el tema de la gobernabilidad y el interés general es relevante y debería haber estado presente en los debates del Comité Federal del PSOE. Una vez tomada, la abstención no debe presentarse como un mal menor, como una mera justificación táctica planteándola como si fuera algo vergonzante para el partido, sino explicarla en positivo, en términos de la gobernabilidad y los intereses generales, y obrar en consecuencia. No sentir vergüenza por abstenerse, sino hacerlo con el orgullo de contribuir a la gobernabilidad de nuestro país en un momento tan complicado como el de ahora y ante la magnitud de los retos que tenemos por delante.

Sólo así el PSOE podrá marcar un territorio diferenciado respecto a otros grupos (como Podemos) y podrá estar en condiciones de recuperar ante la ciudadanía la credibilidad como alternativa de gobierno, aunque ello le suponga costes elevados entre sus militantes. Sólo desde esa base, la abstención tendrá alturas de miras y no será una decisión política de vuelo bajo pensando sólo en los intereses del partido.

Porque si, guiada por un objetivo táctico, la abstención queda como una decisión coyuntural para permitir que Rajoy forme gobierno, pero el PSOE opta, como ya han señalado algunos dirigentes socialistas (como Iceta o Madina), por una estrategia obstruccionista en el Parlamento para hacer imposible que el PP gobierne, me temo que el recorrido de la legislatura será muy corto, y tendremos nuevas elecciones de aquí a un año. Lo único que se habría conseguido con ello es desbloquear temporalmente la situación política de hoy, pero para continuar con el bloqueo al día siguiente de la formación del nuevo gobierno. Para ese viaje, el PSOE no necesita las alforjas de la abstención, salvo que con ello sólo busque ganar tiempo con la esperanza de recomponer sus hoy mermadas y divididas bases de apoyo y hacer frente al empuje de Podemos.

Comprendo que en la lógica interna de todos los partidos políticos, cuya aspiración es alcanzar el poder, las decisiones se suelen tomar pensando en los intereses del partido, y así ha sido desde que se fundó la democracia en Atenas. Pero en partidos con vocación de gobierno se debe pensar también en el interés general, contribuyendo a asegurar la gobernabilidad, generando certidumbre y garantizando la estabilidad política.

Y eso, en el caso del PSOE, no sólo consiste en que el aún primer partido de la oposición se abstenga para, ante la imposibilidad de armar una mayoría alternativa, facilitar el gobierno del partido que ganó las elecciones el 26-J. Es necesario, además, que adopte una actitud colaboradora y apueste por una estrategia basada en la cultura del pacto y el acuerdo sobre los grandes retos que tiene pendiente nuestro país, en vez dejarse atrapar por la táctica de Podemos de bloquear desde el minuto uno la acción del gobierno.

Obviamente, para alcanzar acuerdos es necesario que el futuro gobierno del PP tenga una actitud favorable a ello, abandonando posiciones excluyentes y estableciendo puentes con los grupos de la oposición para abordar materias tan importantes como la reforma constitucional (para tratar de darle una salida a las tensiones territoriales), la reforma educativa, la seguridad ciudadana, la lucha contra el terrorismo yihadista, la reforma de las pensiones o la participación activa en las instituciones europeas.

La primera prueba de toque se verá en el próximo discurso de investidura de Rajoy, donde el candidato del PP tendrá oportunidad de mostrar cual será la actitud de su gobierno para la próxima legislatura y cómo piensa gobernar en situación de minoría. Ahí, en la sesión de investidura, Javier Fernández, el presidente de la Comisión Gestora del PSOE, tendrá también la oportunidad de mostrar ante los ciudadanos qué actitud van a desarrollar los diputados socialistas en su labor de oposición: si cooperadora u obstruccionista.

Si el PSOE es capaz de definir en el debate de investidura una estrategia propia (no seguidista ni dependiente de lo que haga Podemos) y es capaz de mostrar su voluntad de alcanzar grandes acuerdos de gobernabilidad con el PP, siempre que éste muestre también una actitud abierta y colaboradora, le habrá merecido la pena el enorme esfuerzo de abstenerse. Marcará con ello un territorio propio en su estrategia de oposición, un territorio acorde con la trayectoria reformista y de vocación de gobierno que ha tenido el PSOE desde 1978, y que está en la esencia de su ideología socialdemócrata, aunque ello le genere deserciones entre su militancia.

Pero si la estrategia de la abstención va a consistir en desbloquear la actual situación política para bloquear más tarde la acción de gobierno apuntándose a tácticas obstruccionistas y de movilización permanente, de poco le habrá servido al PSOE abstenerse salvo para ver cómo se amplían las divisiones y desgarros internos que ha sufrido en estos últimos meses y cómo se achica su espacio político en beneficio de otros partidos.

4 comentarios:

  1. Querido Eduardo: Creo que en esta situación que vivimos, el PSOE ha tenido la vista corta,el objetivo principal ha sido derribar al S.G elegido por la militancia, eliminar las primarias y mantener el aparto. Muchos votantes no podemos entender como han actuado con tan pocas miras, sin ver la global y sin ver a futuro!!! Han dejado el partido y el país (en norte y sur) muy divididos. Eso no es bueno para nadie, ni para quien cree que va a ganar en las próximas ( se ha buscado muchísimos enemigos S.D y se ha dado a conocer para toda la sociedad en malas condiciones), ni para la socialdemocracia. Ha sido un error cometido por gente mediocre de mira corta. Lo malo de ésto es que lo pagaremos todos, jóvenes que no nos votan y maduros que nos quedamos sin socialdemocracia, al menos tal como la entendemos.

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  2. Angeles. ¡Qué alegría saber de ti después de tantos años! aunque sea para discrepar sobre la abstención, discrepancia que refleja la confusión y división existente entre los militantes y los votantes del PSOE. Comparto contigo que SD ha salido quemada (achicharrada) de todo el lamentable espectáculo a que ha dado lugar el PSOE en estas últimas semanas. Sin embargo, no me apunto a la teoría conspiratoria contra Pedro Sánchez. Él jugó fuerte su baza de formar un gobierno alternativo con Pdms y los nacionalistas, y, cuando vio que no le salía, optó por terceras elecciones, previo congreso extraordinario en la que esperaba ser reelegido SG por la militancia. Se quedó en minoría en la Ejecutiva, y luego llevó su órdago al Comité Federal y también lo perdió. No veo conspiración alguna, sino una lucha por el poder, habitual en los partidos políticos, que en el caso del PSOE se ha dirimido en los órganos del partido, que han funcionado bien. No se han suprimido las primarias, ya que eso está en los estatutos; lo que se ha hecho es no consultar a la militancia la decisión sobre la abstención o el pacto con Pdms. No había obligación de esa consulta. Otra cosa son las formas (lamentables) en que se ha producido todo eso. El Comité Federal de ayer domingo fue impecable, con más de 50 intervenciones y una votación transparente. No entiendo dónde está el error que dices. Ante la imposibilidad de formar una alternativa con Pdms y los nacionalista, sólo quedaba abstenerse o ir a terceras elecciones. El Comité Federal (que es el órgano competente en materia de pactos) ha optado mayoritariamente por la abstención, como podía haber optado por las terceras elecciones. Han valorado que la abstención tiene menos coste que ir a terceras elecciones sin candidato. Pueden haberse equivocado,... el tiempo dirá. Un abrazo. Eduardo.

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  3. Creo que en este momento la abstención del PSOE es lo menos malo. Había que darle una salida política a esta situación (que ya va cumplir casi un año)en la que los intereses de partido (legítimos, como bien dices) han copado las miradas de los suyos. Largo proceso de perdedores y ganadores (más de los primeros que de los segundos), que ahora va a hacer posible un gobierno en minoría al que la mayoría mira con mucho recelo, y con razón. Me adhiero a que lo que importa es lo que viene, el futuro. La disyuntiva del PSOE es clara, o el obstruccionismo o la colaboración. El obstruccionismo sería una postura ciega de poca elegancia política y de nulo horizonte político. También puede ser obstruccionista el PP si se mantiene en sus trece y no da pasos reales de colaboración. Creo que España se merece una política de altura, capaz de solucionar los problemas reales que tienen sus ciudadanos. Quien lo demuestre con la teoría la praxis, más allá de los intereses partidistas, merecerá ser votado en las próximas elecciones. Gracias Eduardo por tus aportes, clarividentes a mi parecer.

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  4. Muchas gracias Eduardo Moyano por tus análisis, me permiten apreciar la realidad con sosiego y una perspectiva privilegiada. Que en esta situación en la que nos encontramos en España colaboren los dos principales partidos políticos es una necesidad. Considero que los dos saben lo que España necesita y, si colaboran con honestidad, la sociedad se lo agradecerá. Por favor, que lo hagan.

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