viernes, 30 de septiembre de 2016

CANCION   TRISTE   DEL   PSOE
(Texto escrito antes de la reunión del Comité Federal del sábado 1 de octubre
y de la dimisión de Pedro Sánchez)


No era necesario tamaño despropósito como el que están protagonizando los dirigentes del PSOE ante la vergüenza de sus militantes, la indignación de sus votantes y el estupor de la sociedad española en general. No era necesario tan lamentable espectáculo para certificar el estado calamitoso en que se encuentra el partido socialista. Su agonía puede prolongarse aún más, como en los primeros versos del poema de César Vallejo, cuando dice que “…el cadáver ¡ay! seguía muriendo”.

Las diferencias se podían haber dirimido en el seno de los órganos del partido (en el Comité Federal convocado para el próximo sábado). Pero el sector crítico, ante el miedo a que esa batalla se perdiera, decidió actuar antes, anticipándose con la dimisión de la mitad de los miembros de la Comisión Ejecutiva. Desde el punto de vista orgánico, Pedro Sánchez y su equipo se encuentran en minoría, lo que debería conducirle en situaciones normales a la dimisión, lo estipule o no los estatutos. Pero la situación del PSOE no es normal sino excepcional.

No obstante, no cabe hablar de "golpe", sino simplemente de lucha por el poder utilizando unos y otros los resortes estatutarios existentes, e interpretándolos cada grupo en su propio beneficio. Para "golpe" el que Pedro Sánchez y su actual ejecutiva fraguaron contra Tomás Gómez en la FSM (madrileña). Lo de ahora es algo tan viejo como la propia política, y tan común a todos los partidos: pugna por conquistar el poder en el seno de un partido político.

Sea como fuere, lo cierto es que el enroque de la actual dirección, apelando a la militancia, está provocando el choque entre dos legitimidades dentro del PSOE: la que apela a las bases de afiliados (democracia directa), y la que proviene de los órganos de dirección del partido (democracia representativa). Es un conflicto de legitimidades que no se resuelve por la vía de recurrir de forma oportunista a las primarias, un recurso éste que, planteado de forma precipitada, genera más problemas que soluciones.

El espectáculo de ayer ante las puertas de Ferraz fue bochornoso. Lo de Verónica Pérez, atribuyéndose la autoridad del partido, mientras ni siquiera le dejaban entrar en la sede, es una escena berlanguiana para enmarcar. Y todo puede ir a peor si, como se ha difundido en las redes sociales, los militantes que apoyan a Pedro Sánchez se concentran mañana en Madrid como si de una guardia pretoriana se tratara.

Así las cosas, el próximo Comité Federal se presenta tenso, con los puentes rotos y con las divisiones y rencillas a flor de piel. No es el escenario más idóneo ni para debatir sobre el futuro inmediato del partido (fecha del congreso y de las primarias) ni para dirimir la gran cuestión que interesa al conjunto de la ciudadanía: si el PSOE se va a abstener para facilitar el gobierno del PP en una futura sesión de investidura; si va a votar en contra y formar una opción alternativa por la izquierda, o si apuesta por ir a terceras elecciones.

Ante esta confrontación táctica por hacerse con los restos del naufragio socialista, me voy a permitir dar algunas opiniones. En primer lugar, el citado conflicto entre legitimidades es un falso debate. Apelar, como hace Pedro Sánchez, a la fuerza de la  militancia frente a los órganos de dirección en un partido que lleva desangrándose varios años hasta apenas alcanzar los actuales 190.000 afiliados (¿cuántos de ellos están realmente activos?), es cuando menos una apelación ridícula. Aún más, cuando las propias bases del PSOE y los órganos directivos están divididos sobre cuál debería ser la mejor estrategia en estos momentos (si la abstención o la formación de una alternativa por la izquierda). La mejor prueba de esa división es la fractura producida en la comisión ejecutiva.

No obstante, no se aprecia respecto a este tema un claro enfrentamiento entre esas dos legitimidades, ya que las diferencias atraviesan tanto a la militancia, como a los dirigentes. Lo mismo ocurre entre los votantes socialistas, que también están divididos sobre este asunto. Por eso, la apelación a las bases como representantes de la “pureza” democrática en el PSOE frente a unos dirigentes orgánicos a los que se les estigmatiza como “casta”, no es justificable y tiene mucho de populismo, lo que demuestra hasta qué punto el lenguaje de Podemos ha calado en las filas socialistas. 

En segundo lugar, la convocatoria urgente de un congreso y de unas primarias para elegir al secretario general del PSOE, es de una gran irresponsabilidad, rayana en la frivolidad, ante el calendario que tenemos por delante. Con la posibilidad de una nueva sesión de investidura, y, si fracasa, con el horizonte de unas terceras elecciones a mediados de diciembre, no acierto a comprender la utilidad de embarcar al PSOE en un congreso que, por fuerza, tendrá que organizarse de forma precipitada y con las heridas abiertas de la actual conflagración interna. Pero ya no hay vuelta atrás; tanto los oficialistas, como los críticos, ambos con su actitud irresponsable, abocan al partido a la convocatoria de un congreso extraordinario que tendrá que celebrarse en las próximas semanas. Sería el mejor entrenamiento para una nueva derrota electoral socialista, que dejaría en un recuerdo glorioso los actuales 85 diputados, y que no sólo conduciría al sorpasso de Podemos, sino al batacazo del propio PSOE y su descenso a niveles nunca alcanzados en su larga historia.

En tercer lugar, el actual conflicto tiene que dirimirse en el seno del Comité Federal, quizá no en la reunión de mañana sábado, pero sí en otras posteriores. Debe reunirse tantas veces como sean necesarias hasta coser, en lo posible, y si no aplazar, las actuales heridas, y alcanzar una posición unitaria, aunque eso pueda significar la salida de algunos dirigentes y la desafección de parte de la militancia. El PSOE debe pensar más en el amplio número de votantes que aún conserva, que en su exigua militancia, y para ello es más urgente intentar definir una estrategia clara ante el actual escenario político (qué hacer ante una nueva sesión de investidura), que intentar resolver de forma precipitada las diferencias internas del partido.

En cuarto lugar, y en consonancia con esto último, el Comité Federal del PSOE debe resolver el trilema del “no, no y no”. Empecemos por el último “no”. Si no quiere ir a terceras elecciones, que le serían mortales, tiene que decidirse entre formar una mayoría alternativa, con el apoyo de Pdms y los partidos nacionalistas (ya que ante el rechazo de Cs, es la única opción posible), o abstenerse para facilitar el gobierno del PP. Las dos opciones tienen sus costes, pero el PSOE tiene que elegir una de ellas. La política es el arte de elegir entre soluciones imperfectas.

Ya no estaría el PSOE ante un “trilema”, sino ante un “dilema”. Sólo así, eligiendo una de esas dos opciones dolorosas, el PSOE dejaría de “seguir muriendo”. Y, como en el último verso del mencionado poema de César Vallejo, el cadáver, dolorido (del PSOE), podría lentamente incorporarse, para de nuevo “echarse a andar” si encuentra el sosiego necesario para cerrar sus heridas y emprender su recuperación. No sé por cuánto tiempo, ni por qué camino, ni con qué compañías… Pero eso, será objeto de otro artículo.

8 comentarios:

  1. No es solo un problema del PSOE, Eduardo, sino de la democracia. Los pilares fundamentales de dicho sistema se están desplomando de forma preocupante. ..

    ResponderEliminar
  2. No es solo un problema del PSOE, Eduardo, sino de la democracia. Los pilares fundamentales de dicho sistema se están desplomando de forma preocupante. ..

    ResponderEliminar
  3. Si, poéticamente, es un cadáver no cabe resurrección alguna... Dejémoslo en cataléptico... Ciertamente lo de la señora Verónica López ayer ante los medios, propio del más genuino Luis García Berlanga... Tiste, muy triste

    ResponderEliminar
  4. Desde lejos y fuera de mi país, al que uno idealiza con la distancia, contemplar esta situación política y este estallido final del PSOE resulta desalentador y hasta patético. La democracia, la menos mala de todas las formas de gobierno, y la tan antiguamente inventada por los grandes pensadores griegos, ¿está enfermando? ¿se le están pegando algunos males de autoritarismo de otras formas de gobierno? ¿Está faltando a los políticos peso específico, fundamento, cimentación, generosidad, buen talante democrático?.

    ResponderEliminar
  5. Querido Eduardo

    Tu sutileza, a la que nos tienes acostumbrados, arroja luz a este enredo de película de una formación histórica y que en estos momentos corre el riesgo de pasar a la historia. Esta pelea entre periquillo de los palotes y la sota de bastos en el PSOE es un despropósito que levanta, cuando menos, estupor ante sus votantes, al mismo tiempo que afila las garras de sus rivales y contrincantes. Bajo mi punto de vista aquí hay más tomate. Los bandos de la contienda saben que la deriva del partido en los últimos años les lleva, sí o sí, a un cambio interno de índole organizativo. Falta espacio. Nótese que la bajada en número de escaños afecta al reparto de poder y puestos de responsabilidad en el partido.

    Parece evidente que la situación que estamos presenciando es una consecuencia de la fractura del bipartidismo. Ha quedado acreditado en las urnas que parte de los votantes de izquierda han decidido alterar el orden de las cosas por diversos motivos, a saber: la corrupción instalada en los partidos tradicionales, el corporativismo que les caracteriza, la respuesta de la política ante la crisis económica, entre otros. Y eso debería ser entendido y respetado por los dirigentes del PSOE, sobre todo porque se jactan de decir que lo primero es el interés general cuando la imagen que transmiten es otra.

    Luego, este escenario ha sido perfectamente entendido por ambas partes en discordia. El viraje de parte de la ciudadanía hacia Podemos afecta a la distribución de poder en el PSOE porque hay menos huecos en la gobernanza del partido. Un hecho que se intuía podría provocar que la explosión de un volcán que venía rugiendo. Hoy todos estamos viendo como el magma sale por el cono dando lugar a la crisis interna que todos estamos viendo desde la platea mediática.
    La suerte está echada. Los ciudadanos cada vez perdonan menos estas actuaciones alejadas de sus necesidades. Sólo faltaba este gran hermano VIP para la ciudadanía, que aumenta su propensión a desenchufar la conexión con la política, porque se emite el mismo contenido: la batalla por el poder. En este juego de tronos donde los políticos se olvidan de lo que pasa en el día a día en los hogares españoles. Por tanto, no debiera olvidarse que este desencuentro, cuando menos, causa desasosiego entre los votantes de izquierda.

    ¡En fin! Todos los cambios son duros, que nos vamos a contar. Cuántas veces hemos oído que cuando se cierra una puerta otra se abre. Quizás estemos ante un caso en el que se esté abriendo una nueva puerta. Una nueva etapa para la izquierda, que la posicione mejor ante sus votantes y con mayor capacidad de respuesta a las demandas de la sociedad actual.

    ResponderEliminar
  6. Está genial tu reflexión sobre la encrucijada a la que ha llegado el otrora exitoso PSOE. Es lamentable la situación para ellos mismos, para sus militantes y para la ciudadanía próxima a votar com tu has escrito. La actitud que tomen será muy importante para su éxito como partido o para su fracaso en las próximas elecciones... Pero tiene un rival importante PODEMOS,aunque también muestran desacuerdo entre ellos...y no es un partido admirable...

    ResponderEliminar
  7. Un análisis expléndido Eduardo, más aún visto desde un día después de lo acontecido. Miro las noticias de Europa y la balada se vuelve aún más triste, hoy votan en Hungría donde casi seguro saldrá la extrema derecha ¿Qué le está pasando a la socialdemocracia europea? Claro que hay que mirar hacia delante,pero antes hay que tener donde mirar, y hoy hay ganas de.... no tener ganas, siguiendo con Vallejo. Gracias por compartir. Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Pues yo no lo veo todo tan negativo. Una catarsis era necesaria en el PSOE, además de que era necesario parar el deterioro al que estaba llegando por la nefasta gestión de Sánchez. El espectáculo ha sido por momentos lamentable, pero eso también contribuye a ver a los partidos más humanos y, en cierto sentido, más cercanos. La gestión de la crisis (¡otra más!) de los próximos meses será decisivo en todo caso

    ResponderEliminar