martes, 9 de mayo de 2017

LA VICTORIA DE #MACRON
(versión ampliada del artículo publicado en el Diario Córdoba el 09/05/2017)


La clara victoria de Macron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas (más del 65% de los votos válidos) da un respiro a las cancillerías de los Estados de la UE y a muchos ciudadanos que apoyan el proceso de integración europea. Pero es un alivio temporal, ya que la preocupación continuará hasta las legislativas de junio, a las que Macron acude sin una sólida base partidaria.

Su plataforma electoral “¡En Marche!”, creada hace apenas un año, y transformada ayer mismo en el partido político “La Republique en Marche”, tendrá serias dificultades para presentar candidatos con posibilidades reales de victoria en las casi 600 circunscripciones donde los partidos competirán a dos vueltas por obtener el escaño en disputa en cada circunscripción.

A pesar de la elevada abstención (casi el 30%, la más alta desde 1969) y del alto porcentaje de votos en blanco y nulos (casi el 12%), ha funcionado el “pacto republicano” para evitar la victoria de Marine Le Pen. Sin embargo, los más de 10 millones de votos obtenidos por ella (uno de cada tres votantes), supone un ascenso de dimensiones considerables del Front National (FN), un partido antieuropeo, populista y xenófobo. Por ello, es un serio aviso a tener en cuenta, ya que Le Pen y su partido están para quedarse.

El perfil de los votantes de Macron 

Los resultados de varias encuestas prueban cómo ha funcionado el "pacto republicano" en la segunda vuelta. Según la encuesta del Instituto Harris Interactive, un 53% de electores que votaron en la primera vuelta al izquierdista de "France Insoumise" Melenchon habrían votado a Macron en la segunda, y un 79% de los que votaron al socialista Hamon. Por la derecha, el 48% de los que votaron en primera vuelta a Fillon y el 26% de los de Dupont-Aignan, lo hicieron por Macron en la segunda vuelta. Ello indica que casi la mitad de los votos obtenidos por Macron proceden del ámbito de la izquierda, una cuarta parte proviene de la derecha y un tercio del centro, corroborando así la eficacia del "pacto republicano" para frenar a Le Pen.

Además, la encuesta realizada por Ipsos señala que dos tercios de los electores de 18-24 años han votado a Macron, reduciéndose sensiblemente el apoyo entre los que tienen 35-49 años (un 57%). En lo que se refiere al nivel de formación, una gran mayoría de los votantes de formación media-alta votaron a Macron (un 81% de los que tienen el título de Bachillerato y, al menos, tres años de estudios más).

Respecto a la renta, votó a Macron una mayoría de los de renta media-alta (el 75% de los que viven en hogares con ingresos superiores a 3.000 euros mensuales), siendo menor el voto a Macron entre los empleados (un 54%) y entre los obreros (un 44% frente al 52% a Le Pen).

La encuesta del Instituto Harris Interactive señala que el 41% de los que han votado a Macron dice que lo hicieron por estar convencidos de que era su opción como Presidente, mientras que un 59% dice que lo votaron por evitar que saliera Le Pen. Finalmente, esa misma encuesta indica que entre los votantes de Macron los temas que predominan son Europa, el empleo y la educación, mientras que, entre los de Le Pen, la inmigración, la lucha contra el terrorismo y la seguridad de las personas y bienes son los temas predominantes.  

En resumen, el votante medio de Macron es un elector joven (aunque con presencia también de votantes mayores), bien formado, de renta media-alta, simpatizante de izquierda (aunque con presencia también de simpatizantes de centro y derecha) y preocupado por los temas europeos, el empleo y la educación.

Legislativas inciertas y probable "cohabitación"

Surge la duda de si el “pacto republicano” funcionará también en las legislativas. Si no es así, y si proyectamos el más del 30% de votos obtenido por Le Pen en esta segunda vuelta de las presidenciales, el FN podría pasar de los dos diputados que tiene ahora en la Asamblea Nacional a casi un centenar, lo que tendría un fuerte impacto en la vida parlamentaria francesa.

Pero aún en el caso de que el “pacto republicano” funcione, puede que no sea el recién creado partido de Macron el que se vea beneficiado, debido a la ya comentada debilidad partidaria de su base de apoyo.

Por eso, es muy alta la probabilidad de que se dé una “cohabitación” entre Macron, como Presidente (en el Palacio del Eliseo), y un Primer Ministro (en el Palacio de Matignon) de otro color político. No es la primera vez que ocurre en Francia. Ya hubo cohabitación de Mitterrand con el gaullista Chirac (1986-1988 y 1993-1995), y de éste con el socialista Jospin (1997-2001), pero ahora, si se produjera, la situación sería diferente.

En esas tres ocasiones, la cohabitación se producía entre los dos grandes partidos en los que se apoyaba la V República (el gaullista y el socialista). Ahora, la situación sería entre un Presidente (Macron) sin una sólida base partidaria (y elegido gracias a votos procedentes de fuerzas políticas distintas de la suya y agrupadas para frenar a Marine Le Pen), y un Parlamento muy fragmentado, del que saldrá un Primer Ministro que tampoco gozaría de una base parlamentaria cohesionada.

Macron y la transversalidad

Sin embargo, la debilidad de Macron podría ser, paradójicamente, su fuerza, si sabe aprovechar su posición de centro reformista en el tablero político francés y es capaz de atraer a su proyecto transversal de reforma a grupos situados tanto a su izquierda, como a su derecha (ver el apartado anterior sobre el perfil del votante de Macron).

Por ejemplo, amplios sectores del socialismo galo (Valls, Hamon, Royal, Aubry,…) podrían sintonizar con el proyecto reformista de Macron. También podrían hacerlo, incluso, algunos de los grupos menos radicalizados de la “France Insoumise” y que abogan por una reforma gradual del sistema político y económico francés.

Por su derecha, tanto el partido centrista de Bayrou (con el que Macron ya tiene firmado un pacto para las legislativas), como los grupos liberales y democristianos del movimiento gaullista “Les Republicains” (Juppé, Fillon, Sarkozy,…), que mantendrá una fuerte presencia en la Asamblea Nacional después de junio, podrían también apoyar, o al menos no oponerse, el proyecto reformador de Macron.

Macron y Europa

Justo hoy 9 de mayo "Día de Europa", la UE espera a Macron como una oportunidad de recomponer el eje franco-alemán desde el respeto mutuo y no de la sumisión a Berlín. Este eje, que ha sido fundamental en el proceso de integración europea, ha estado prácticamente desaparecido en la etapa de Sarkozy y de Hollande ante el dominio absoluto de las políticas de austeridad y ajuste impuestas por Merkel en el marco del Pacto de Estabilidad de la UE. No le va a ser fácil a Macron doblegar la ortodoxia económica alemana, por lo que deberá buscar otros apoyos dentro de la Unión.

Además, en la UE de hoy, el eje franco-alemán ya no puede por sí sólo ser el motor de la integración europea. Debe abrirse a otros países, como España, que tras el Brexit está recuperando protagonismo en la escena europea, y también a Italia, que se colocará de nuevo en el centro del tablero político europeo cuando se lleven a cabo las elecciones de otoño y recupere la estabilidad perdida tras varios meses de provisionalidad ocasionada por la derrota de Renzi en el referéndum sobre la reforma constitucional.

Macron tiene la ocasión de revitalizar un proyecto europeo en horas bajas y de reintroducir en la UE el espíritu de reforma social y no sólo económica, que nunca debió perder y que forma parte de las esencias del proceso de integración. La firme convicción europeísta de Macron y sus seguidores es un elemento esperanzador (banderas de la UE llenaban la plaza del Museo del Louvre, mientras se escuchaba el “Himno a la Alegría” de la Novena Sinfonía de Beethoven), pero se tiene que traducir pronto en hechos.

Los jóvenes europeístas que le han apoyado en Francia, y los que, desde fuera, han visto con satisfacción la victoria de Macron, no pueden esperar. Han sido años de políticas de austeridad y de promesas incumplidas de recuperación, que han provocado el pesimismo y la desafección política en muchos sectores de la ciudadanía europea. Ahora toca equilibrar el proceso de integración recuperando el pilar de la agenda social europea, sin que ello signifique abandonar la disciplina en el pilar económico. Y eso Macron lo ha dejado claro en sus comparecencias públicas durante la campaña electoral.

No obstante, la Europa de 27 países es una maquinaria muy pesada para avanzar al unísono, como sería deseable, y Macron lo sabe. Como ha señalado en la campaña, es más realista pensar en un avance a varias velocidades con un “núcleo duro” de países dispuestos a profundizar en la Unión Económica y Monetaria, en la Agenda Social y en la Union Europea de la Defensa y la Seguridad, y de avanzar en una mayor integración en temas tan candentes como la cuestión migratoria.

Un alivio, por ahora

Se recibe con alivio la victoria de Macron, pero deberíamos sentirnos preocupados por el importante apoyo obtenido por Marine Le Pen. El sistema electoral francés de dos vueltas actúa de dique de contención contra los extremismos. Pero es un dique construido con una amalgama de fuerzas políticas tan dispares, que lo hace vulnerable.

Por eso, para ser consistente, las fuerzas republicanas moderadas a derecha e izquierda deben cohesionarse en torno a un sólido proyecto reformista que, afrontando los graves desequilibrios existentes en la economía francesa, devuelva la confianza en la capacidad de la clase política para reducir la brecha social y mejorar el bienestar de los ciudadanos.

Ese es el reto de Macron. De que lo logre depende el futuro de Francia, pero también el de Europa.

8 comentarios:

  1. Muchas gracias por el artículo.

    El reto de Macron en Francia, es parecido al que tenemos aquí: que fuerzas moderadas a la derecha e izquierda deben cohesionarse en torno a un sólido proyecto reformista que, afrontando los desequilibrios existentes en la economía Española, devuelva la confianza en la capacidad de la clase política para reducir la brecha social y mejorar el bienestar de los ciudadanos...

    Gracias de nuevo por el artículo.

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  2. Querido Eduardo , como supongo ya sabes a Macron ya le llaman el Napoleon del siglo XXI aqui en Francia.
    Tu anàlisis es certero pero me permito algunas matizaciones :
    El FN nacional seguira con 2 o 3 diputados pues lass legislativas son iguales que las presidenciales(primera y segunda vuelta ) y seguiran fuera del parlamento.
    La mayoria de los parlamentarios del PS ya estan buscando acomodo en R en Marche , esta manana M. Valls ya ha confirmado su disposicion a presentarsde por el "nuevo partido".
    Todo apunta que entre el nuevo partido de Macron y los Republicanos ( derecha) superen el 60% de los escanos ( como minimo ) , pero ... todo tiene un pero

    Macron va a continuar con una politica "disfrazada" de austeridad , Francia està en un momento critico y si quiere avanzar "me temo" que todo el soporte social y proteccionasta que tiene este pais va a comenzar a reducirse con el "nuevo Napoleon" y ademas creo que es necesario

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  3. No he incluido mi firma en el precedente correo

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  4. Gracias Joaquín por leer el texto y por tus comentarios, muy atinados. Cuando digo que el FN puede aumentar su número de escaños en la Asamblea Nacional, señalo que eso ocurrirá si el "pacto republicano" no funciona en las legislativas, con la misma eficacia que en las presidenciales. Ya en las municipales, el FN gobierna en muchos ayuntamientos. En todo caso, el ascenso de Marine Le Pen doblando el número de votos que tuvo su padre, es a tener en cuenta. Respecto al movimiento de Valls, no lo he comentado porque no está tan claro que lo quieran en EM, ya que es sabido la enemistad con Macron en la época en que éste fue ministro de Economía. El reto de Macron es hacer las reformas que se han intentado muchas veces y no se ha conseguido en Francia para aligerar el peso de un Estado que absorbe más del 50% del PIB. Un abrazo.

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  5. Macron me gusta​ porque una fuerza política de centro atractiva es necesaria,
    pero me mosquea la alegría universal de los medios más poderosos como si ya supieran que toda seguirá como hasta ahora y que no darán margen para hacer otras políticas a favor de los más desfavorecidos que sería el dique necesario frente a los populismos.

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    1. Gracias Juan María por leer el texto. Veremos qué pasa en las legislativas.

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  6. Gracias Eduardo por tu análisis. Una puntualización, con Macron, yo entiendo, que se introduce en el tablero político más incertidumbre, no solo en Francia, sino a nivel europeo. Si bien se ha definido como europeista,y el haber ganado se hace a costa de frenar la subida de Le Pen, en lo que a politica parlamentaria, esta todo por definir por lo que esta experiencia supone de improvisación tanto en lo que a su presencia y la conformación de un nuevo partido sin base ideológica ni, por supuesto, social. Tiempo al tiempo.
    Una vez más, la ciudadadina, cansada de aparatos, opta por darle las espalda a unos partidos que mas que resolver los problemas, lo que hacen es asegurar su futuros personales y si no ver la jugada de Valls. A Macron le ha "caido del cielo" una responsabilidad que, esperemos, sepa gestionar. Un saludo

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    1. Gracias Luciano por leer el texto y por tus comentarios, que son muy atinados y que coinciden con mi análisis de unas legislativas inciertas y con posibilidad de cohabitación. Me preocupa lo que tú dices sobre el descrédito de los grandes partidos tradicionales y la reacción de la ciudadanía apoyando a líderes sin partidos. Una democracia sin partidos es una democracia débil; por eso es necesario una renovación profunda de las estructuras partidarias.

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