martes, 16 de octubre de 2018

AMPLIANDO  EL  DEBATE  SOBRE 
LA  #DESPOBLACIÓN RURAL EN #ESPAÑA


El tema del declive demográfico está ya en la agenda política. La alta Comisionada para el Reto Demográfico, la diputada Isaura Leal, ha anunciado la aprobación de una Estrategia Nacional sobre este asunto para antes de las elecciones municipales del próximo mes de mayo.

Es indudable la realidad de este problema en nuestro país, existiendo ya, según datos de la FEMP, más de 4.000 municipios (la mitad del total) en serio riesgo de despoblación. Ello se refleja, sobre todo, en el abandono de los pequeños pueblos y el envejecimiento de las poblaciones que en ellos viven, siendo éste un proceso que se extiende de forma imparable por el medio rural español, si bien de forma desigual, dada la gran diversidad del mismo.

Hay ya suficientes estudios demográficos bien documentados (especialmente los de Molinero desde la geografia, y Camarero, desde la sociología, por citar algunos), que acotan el problema y que hacen un buen diagnóstico del mismo, por lo que no es mi propósito en este texto abundar en cuestiones ya conocidas.

Mi intención es discutir algunas de las afirmaciones que se hacen sobre este tema y que, desde mi punto de vista, no se sustentan en sólidas evidencias empíricas, tal como han puesto de manifiesto algunos autores como el antropólogo Rufino Acosta en un excelente artículo titulado "Despoblación: tópicos y una esperanza" publicado en el diario “Hoy” (14/09/2018) o el economista J.M. García Alvarez-Coque en su artículo "Serranía celtibérica" publicado en la revista Agronegocios (16/04/2017).

Es por ello que, compartiendo algunas ideas de éste y otros autores, y completando las opiniones expresadas por mí mismo en otros textos de este blog, haré diversos comentarios sin ánimo de agotar un tema tan importante y complejo como éste del declive demográfico y la despoblación rural, pero sí con el objetivo de ampliar el debate para que pueda abordarse con realismo y cautela.

1)   Nuestra estructura de más de 8.000 municipios proviene del modo como se produjo el largo periodo de la Reconquista en la Edad Media, y apenas ha sufrido cambios desde entonces. Esto hace que coexistan regiones con municipios de pequeño y muy pequeño tamaño, donde es acuciante el problema de la despoblación (Aragón, Castilla y León, Rioja, Asturias,…), y regiones asentadas en una amplia red de medianos y grandes municipios (agrociudades), donde el problema es de otra índole (Andalucía, la parte sur de Castilla La Mancha y de Extremadura). Además, una gran parte de nuestras áreas rurales, salvo algunas zonas de campiña, son de una pobreza extrema en recursos productivos y naturales, mucho más acentuada que la de otros países que tomamos de ejemplo, como Francia, Reino Unido o Italia. Sin tener claro estos aspectos diferenciales, no se puede ordenar el debate, un debate que exige, además, elevar el punto de mira del análisis, y pasar de la escala municipal a la escala comarcal, ya que no es igual hablar de municipios despoblados que de comarcas despobladas.

2)   Es necesario distinguir entre “despoblación” y “abandono” por cuanto son dos temas diferentes. Puede haber comarcas en declive demográfico, pero en las que sus campos están bien cultivados, sus bosques cuidados y sus pequeños pueblos limpios, aseados y bien atendidos. Son comarcas “despobladas”, pero no “abandonadas”. Mas también puede haber comarcas que no pierden población, sino que incluso la incrementan, pero que tienen mal cultivadas sus tierras y mal cuidados sus espacios naturales, estando mal atendidos sus núcleos rurales del interior al concentrarse los servicios en las cabeceras de comarca y no existir un sistema en red para que lleguen al conjunto del territorio. Son éstas comarcas “no despobladas”, pero sí “abandonadas”.

3)   La afirmación habitual de que haciendo inversiones en  infraestructuras (sobre todo, en carreteras) y equipamientos y extendiendo los servicios básicos (educación, salud,...) al conjunto del territorio rural, se frena la despoblación, habría que matizarla. Aparte del derecho de todo ciudadano (viva en el medio rural o en el medio urbano) a la movilidad y al acceso a los servicios del sistema de bienestar, es un hecho que, a pesar de las inversiones que se han hecho en infraestructuras y equipamientos en el medio rural desde la entrada de España en la UE gracias a los fondos estructurales (en especial FEDER), y a pesar de la extensión de la red de servicios básicos, muchas áreas rurales siguen perdiendo población. De ahí que, si bien esas inversiones son necesarias, no parece que sean suficientes para atajar el problema del declive demográfico en las áreas rurales.

4)    Tampoco se corresponde con la realidad afirmar que la creación de empleo en el medio rural es el mejor remedio contra la despoblación. Más allá del indudable valor que tiene crear empleo, lo cierto es que si observamos la ingente cantidad de empleos que se han creado en el medio rural en sectores como educación, salud, servicios sociales,... vemos que muchos de esos empleos son ocupados por personas que se desplazan desde los grandes núcleos urbanos a los núcleos rurales, pero que no residen en los pueblos donde desarrollan su trabajo. Incluso en actividades tan pegadas al territorio como las agrarias, también se está dando este mismo fenómeno, sobre todo en las grandes y medianas explotaciones, gracias a que los avances tecnológicos permiten a los agricultores gestionar su explotación sin tener que vivir en el núcleo rural donde esté ubicada, tendencia que se intensificará en el futuro con la digitalización. Es verdad que las pequeñas explotaciones agrarias presentan algunas diferencias por su estrecha vinculación con el territorio, pero aun así no están exentas de esta tendencia, al igual que los asalariados, que cada vez más se desplazan a los lugares de trabajo desde sus centros de residencia, muchos de ellos en ciudades o núcleos urbanos. El caso de los agentes forestales es aún más llamativo, dado que no hay actividad más pegada al terreno que la de inspeccionar y supervisar el cuidado y protección del bosque. Pues bien, muchos de estos agentes (en especial, los más jóvenes) deciden vivir en los núcleos urbanos y desplazarse a los espacios naturales para el ejercicio de las tareas que tienen asignadas.

5)   Por razones similares a las anteriores, tampoco parece existir un vínculo claro entre la industrialización del medio rural y su contribución a frenar el declive demográfico de las áreas rurales. Salvo en el caso de industrias asentadas desde tiempo atrás en el territorio, que se han vinculado estrechamente a la población local y han generado una cadena de actividades complementarias, la instalación de nuevas industrias no hace que la gente que trabaje en ellas decida vivir en los pueblos donde están ubicadas. La mejora de las carreteras ayuda a que estos trabajadores se desplacen desde los núcleos urbanos a los rurales para trabajar en las nuevas industrias allí asentadas, por lo que el esfuerzo de industrializar el medio rural hay que plantearlo con ciertas cautelas, teniendo muy en cuenta qué modelo industrial es el más adecuado para desarrollar las áreas rurales (pensemos por ejemplo, en el debate sobre las macrogranjas, las grandes plantas de biomasa o los parques eólicos).

6)   Otra afirmación de poca evidencia empírica es la que considera clave para frenar el declive demográfico en el medio rural apostar por la mejora de la educación y el acceso de los jóvenes rurales a la formación superior, facilitándoles el desplazamiento desde los pueblos a los centros universitarios. Aparte de la importancia innegable que esto tiene para la igualdad de oportunidades y la promoción de los jóvenes que residen en el medio rural, es un hecho que la obtención de un título de grado o postgrado hace que salgan de los pueblos los mejor preparados buscando, en uso de su libertad, ampliar sus horizontes de vida y encontrar nuevas oportunidades. De nuevo, es ésta una política necesaria, pero no suficiente para afrontar el problema de la despoblación de los núcleos rurales.

7)     La idea de que la instalación en el medio rural de grupos procedentes del medio urbano es un medio de combatir la despoblación de los núcleos rurales no deja de ser una quimera, dado que la magnitud de este fenómeno no pasa de ser algo anecdótico más allá del efecto positivo que pueda tener en alguna comarca concreta o del impacto que siempre tiene en los medios de comunicación. Es bueno, sin duda, que los ayuntamientos faciliten ese proceso a los que deseen instalarse en los pueblos ayudándoles a rehabilitar antiguas casas solariegas o a habilitar casas rurales, pero como solución general me parece que tiene un efecto limitado.

8)   Lo mismo cabe decir del proyecto de facilitar el asentamiento en los núcleos rurales de grupos de refugiados y/o inmigrantes que buscan desarrollar nuevos proyectos de vida en nuestro país. Es loable la iniciativa que se está planteando en ese sentido desde las redes españolas de desarrollo rural en colaboración con la OIM (Organización Internacional para las Migraciones), pero son muchas las dudas que surgen sobre las posibilidades de éxito de estas experiencias, más allá de la solución que puedan representar para algunos grupos concretos y del impacto localizado que puedan tener.

9)    Se suele abogar por los programas LEADER como una vía para potenciar el desarrollo rural y así frenar el declive de los territorios. Pero, aun reconociendo la incidencia de estos programas en la dinamización de ciertas zonas y sectores de la población rural, la realidad es que apenas tienen una influencia real en el desarrollo de los territorios, debido a su escasa dotación económica y también a las rigideces administrativas a las que están sometidos los Grupos de Acción Local tras la integración de esos programas en el segundo pilar de la PAC. O se refundan para pasar a la política europea de cohesión y así responder mejor a los nuevos retos del desarrollo territorial (entre ellos el reto demográfico) o su futuro será incierto en un contexto restrictivo de recursos para la PAC y de nuevas prioridades de las políticas europeas.

10)   Se dice que son poco eficaces las políticas públicas destinadas directamente a mejorar la renta de los hogares rurales, pero la realidad es otra. Por ejemplo, es un hecho que programas como los asociados al tan vilipendiando Plan de Empleo Rural (PER) en Andalucía y Extremadura, o las también criticadas ayudas directas del primer pilar de la PAC, así como las indemnizaciones compensatorias de montaña, han contribuido, más que las inversiones del FEDER en infraestructuras, a fijar población en el medio rural. Se puede criticar estas políticas por otros motivos, pero la realidad es que tanto el PER (complemento de renta de las familias rurales más empobrecidas), como las ayudas de la PAC (fuente complementaria de ingresos para los agricultores, para los grandes propietarios, pero también para los titulares de pequeñas explotaciones) tienen efectos inmediatos en el poder adquisitivo de amplios grupos de la población rural, sobre todo de los de menor nivel de renta, y eso es un factor que los induce a permanecer en los pueblos. Lo mismo está ya ocurriendo con iniciativas como el “ticket rural” del PDR asturiano, si bien aún es pronto para evaluar sus resultados. De ahí que promover políticas de transferencia de renta del tipo de la “renta básica” y sus variantes, para impulsar la permanencia de la población en los núcleos rurales (asociándolas a la realización de servicios a la comunidad) o programas para incentivar nuevas instalaciones (como las ayudas a los jóvenes agricultores y emprendedores rurales), puede ser eficaz, siempre que sean complementadas con incentivos fiscales y cambios jurídicos que faciliten el relevo generacional, y siempre que estén garantizados los servicios básicos y las infraestructuras necesarias en el medio rural (entre ellas, por supuesto, la banda ancha de las comunicaciones, aunque no sólo).

11)   En las políticas públicas a escala del territorio, es fundamental el papel de los municipios, las diputaciones y las Comunidades Autónomas para garantizar una red de servicios básicos, pero siempre que cooperen, evitando solapamientos innecesarios. En el caso de las diputaciones, no tiene sentido plantear su disolución, pues, ya que existen, es más eficiente proponer su renovación para que actúen como verdaderas entidades al servicio de los pequeños municipios de las provincias.

12)   Se aboga por la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural (2007) como una especie de varita mágica para resolver el problema de la despoblación rural. Aun reconociendo el esfuerzo notable que se hizo en ella por cartografiar la realidad del mundo rural español, creo que, antes de reactivarla, es necesario revisarla y actualizar la información que proporciona. Transcurridos más de diez años de su aprobación, han cambiado muchas cosas en los territorios rurales y en la orientación de las políticas europeas, y se han abierto, además, nuevas ventanas de oportunidad que no habían previsto los legisladores, por lo que su revisión es necesaria.

13)  El problema de fondo de todo este complejo asunto radica en el atractivo que sigue teniendo la vida en los núcleos urbanos. A pesar del malestar e insatisfacción que genera la vida en las grandes urbes, es un hecho que vivir en ciudades de tamaño medio resulta hoy más atractivo que vivir en los pequeños pueblos, ya que mucha gente aún percibe que el mundo urbano les ofrece más oportunidades de empleo, ocio y desarrollo personal. No es banal que sean más las personas que, a nivel mundial, viven ya en el medio urbano que las que residen en el medio rural, porcentaje que en el caso español es abrumador en favor de la vida en los núcleos urbanos (más del 80% de la población española vive ya en municipios de más de 30.000 habitantes). Invertir esa tendencia es una tarea hercúlea, ya que el problema del declive demográfico forma parte de un proceso más amplio de cambios culturales y económicos que difícilmente las políticas pueden detener, aunque sí tratar de paliar sus efectos mediante programas que eviten el deterioro de la calidad de vida de las personas que, en uso de su libertad de elegir, deciden vivir en pequeños núcleos rurales.

14)   Por todo ello, la estrategia para afrontar el reto demográfico tiene que plantearse como algo más que el problema de la despoblación rural, y debe ser afrontado como una cuestión de Estado, pero no sólo porque afecta a amplias áreas de nuestros territorios, sino porque la disminución de la tasa de natalidad y el creciente envejecimiento de la población española es un problema que, si no se aborda, tiene implicaciones en la sostenibilidad de nuestro sistema de bienestar. Debe ser, por ello, una estrategia integral y transversal de medio y largo plazo, y dirigida al conjunto de la sociedad española, ya que el problema no sólo afecta al medio rural; debe ser, además, una estrategia en la que se impliquen todos los departamentos ministeriales (educación, medio ambiente, sanidad, cultura, fomento, agricultura,  industria, economía y hacienda,…) y todas las administraciones (europea, central, autonómica y local).

15)  Pero, en el caso concreto de la despoblación rural, tiene que ser también una estrategia diferenciada según las características de cada comarca (agrícolas, ganaderas, forestales, periurbanas,…) y en la que se combinen políticas a nivel macro y a nivel micro. Debe ser, además, una estrategia que ponga en marcha sistemas eficaces de gobernanza territorial para impulsar dinámicas de concertación en el medio rural y de participación de las poblaciones locales en la definición de un programa de desarrollo territorial de interés general, que trascienda el ámbito de los interés particulares. Sólo así podrán salir adelante algunas de las comarcas afectadas hoy por el riesgo de la despoblación, pero que están en condiciones de poder ser reactivadas al tener una adecuada localización geográfica y/o disponer de una base productiva o de un patrimonio arquitectónico y cultural susceptibles de ser puestos en valor, además de tener una población dinámica y emprendedora (capital social). Por el contrario, por mucho esfuerzo que se haga, la realidad nos dice que, en otras comarcas, más aisladas y/o carentes de esos recursos socioeconómicos y culturales, la escasa población que allí reside verá cómo el declive demográfico y la despoblación seguirán avanzando de forma irremisible, quedándole sólo la opción de resistir mientras puedan y de reivindicar ante los poderes públicos que no las dejen abandonadas a su suerte.

18 comentarios:

  1. Gracias. Conservaré este magnifico artículo. Y por destacar alguna de las múltiples ideas que contiene, señalar la importancia de la comarca. Pensar en comarcal y no en municipal y añado tampoco en provincial y menos en regional, es vital para la recuperación o al menos el mantenimiento de lo que queda del medio rural. Y la gobernanza de la comarca, dar entidad política, económica y administrativa a la comarca, que son entidades locales legales pero desaparecidas, me parece imprescindible. Esta es una enseñanza Leader: no se corrige la lógica electoral autonómica y municipal ni los prácticas de las diputaciones con buenas intenciones.
    Para acabar, creo que todavía hay expertos que no son conscientes de la magnitud del desequilibrio demográfico español y lo digo por alguno de los autores que citas. Es verdad que existe inclinación a vivir en la ciudades y que ofrecen más oportunidades y todo eso, pero por qué no pasa lo mismo en ningún país europeo? Cómo puede ser que seamos el segundo país de Europa más urbano según Eurostat.
    Un fuerte abrazo

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  2. Gracias José Luis por tus certeros comentarios. A tu última reflexión, te contesto diciéndote lo que señalo en los primeros párrafos del texto, y es que, salvo las áreas de campiña (que por cierto no sufren problemas de despoblación), nuestro mundo rural es muy pobre en recursos productivos e incluso naturales (escasez de agua, suelos poco fértiles, erosión, clima inhóspito,...), y que no se puede comparar con otros países europeos. Salvo excepciones, que las hay, los rurales españoles, cuando pueden, salen disparados de sus pueblos, donde las pasan canutas, para irse a vivir a los núcleos urbanos (sean las cabeceras de comarca o las capitales de provincia). Esa es la realidad, y hay que empezar por reconocer ese hecho si queremos salvar del abandono a algunos núcleos rurales que aún tienen potencial para ello.

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  3. Es una realidad muy preocupante que arrastra una serie de dudas sobre formas de enfrentamiento. El artículo refleja con maestría los interrogantes de un problema que es recurrente en Europa, pero también en países del Nuevo Mundo como Brasil. Enhorabuena, Eduardo

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    1. Gracias Flavio por comentar el texto, cuyas reflexiones, como dices, podrían ser extensibles a algunas regiones latinoamericanas, aunque con cautela. Un abrazo

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  4. Gracias Eduardo por tu ilustración sobre ese MUNDO RURAL que en España resulta ser UN PUNTO Y APARTE,dejado de la "mano de nuestros políticos
    En ALAVA es diferente porque tiene una Aministración Pública más que la DIPUTACIÓN FORAL que en todos los sentidos ha beneficiado a las zonas rurales en todos los sentidos. Sus FUEROS vienen de la Edad Media. Pero sus poca extensión provoca labranzas pequeñas en procesos de desaparición aunque sigan viviendo muchos en su pueblo desplazándose a polígonos industriales a trabajar.No obstante se siente la falta de una "política agraria", de falta de apoyo a "cooperativas" y de una preparación técnica agrícola...Gracias por
    tu trabajo Eduardo.

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  5. Con la finalidad expresa de “ampliar el debate” leo en don Rufino Acosta (con el bache “lo que quiero DE DECIR”) que es un tópico que “la mayor formación ha sido una pista de despegue para el éxodo de jóvenes cada vez mejor formados”, tópico - dice - que no aporta solución al problema del despoblamiento. No empece el discurso aserto asaz baladí.
    Me incitan los puntos o comentarios primeros: la historia y la distinción despoblación – abandono. Se apunta a la elusión de visiones más críticas con una evolución que - es de temer – aboque a soluciones más dramáticas. El número de municipios (muchos nacidos de "villas" romanas y hoy poder político municipal) está sujeto a la extracción de bienes por el poder unificado/centralizado. La Desamortización se apropió de los bienes mancomunados municipales, como lo hicieron después las Diputaciones y hoy las Autonomías, creando escalones de decantamiento o apropiación sucesiva de rentas ajenas, acicate de la despoblación. Como ahora se siguen apropiando de bienes externos (CEE) antes de llegar a su destino. Si acierta Acosta con la economía de servicios y la concentración de la población, la marginalidad económica de lo rural, y con que la mayoría de las personas quiere vivir en la ciudad, lo hace y lo visibiliza con las razones de la ecología del mejillón tigre: economizar la posición de los depredadores junto al camino de los dineros.
    Sensu contrario, los usos del mundo rural “centralizado” estiman más las villas y fincas de recreo del mundo romano con sus esclavos y colonos (ranchos, fincas, dachas, donadíos y cortijos) que lo harían con las ‘segundas residencias’ o chalecitos del común de los urbanitas, vulgo “domingueros”. No aboquemos a una nueva apropiación de lo público en pro de una nueva "casta". Que, mientras, se siguen apropiando caminos y sendas públicas cercadas por esa nueva casta oculta en los poderes administrativos y políticos.
    ¿Abandono o educación?
    La educación no provoca el abandono - siempre se piensa en volver -; aunque la despoblación sí que incita a la falta de educación "política". Y esos cambios provocados sí que traban el ánimo de volver, sin que animen más políticas como el PER que tienen un componente de fijación de población más que discutibles.

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    1. Gracias Fernando por comentar el texto. Para responder a tus sesudos comentarios tendría que escribir otro texto. Un abrazo

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  6. Interesantisimo, tanto por relativisar algunas propuestas que se presentaban como panaceas, como por apuntar líneas de actuación globales.
    Gracias por esta visión.

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    1. Gracias Quique por leer y comentar el texto sobre un tema muy complejo del que hay que huir de lugares comunes y abordarlo con realismo. Un abrazo

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  7. Interesante y clarificador artículo, gracias.Comparto casi todo aunque discrepo respecto al olvido de todos los núcleos de población local en las montañas ibéricas junto con su expoliado patrimonio, rico en lo natural y cultural.También siento que se minusvalora la importancia de las buenas prácticas, esas sobre las que debiera focalizarse más la atención y el interés divulgativo (personas que regresan/van a vivir a los pueblos, iniciativas de pequeña escala respetuosas con el entorno, etc).

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  8. Interesante y clarificador artículo, gracias.Comparto casi todo aunque discrepo respecto al olvido de todos los núcleos de población local en las montañas ibéricas junto con su expoliado patrimonio, rico en lo natural y cultural.También siento que se minusvalora la importancia de las buenas prácticas, esas sobre las que debiera focalizarse más la atención y el interés divulgativo (personas que regresan/van a vivir a los pueblos, iniciativas de pequeña escala respetuosas con el entorno, etc).

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    1. Gracias Marina por leer y comentar el texto, que es el resumen de una conferencia que impartí en unas jornadas de la FEMP sobre el tema de la despoblación. En esa conferencia, traté el tema de las zonas de montaña, que de pasada también menciono en el texto del blog (hablo de la discriminación positiva en favor de ellas), aunque no con la profundidad que merece. También traté en mi conferencia el tema de los commuting (que también menciono en mi blog) y de lo que algunos sociólogos denominan "turismo paisano". Asimismo, coincido contigo en la importancia de las iniciativas de pequeña escala, aunque, como digo en el texto del blog, no son suficientes para darle solución a un problema tan complejo como el de la despoblación rural. Un saludo.

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  9. Javier Esparcia

    (Otra vez mi ignorancia en el manejo de esto me ha jugado una mala pasada: un texto bastante largo que había escrito se ha esfumado. Resumo).

    Agradecía a Eduardo y al resto de participantes vuestros comentarios, ciertamente útiles.

    Os comentaba que ayer mismo participé en el Foro de la Despoblación, en el MAPAMA, donde me hice eco de algunas de estas ideas. Y quería comentar algunas cuestiones que también me llamaron la atención, de las diferentes intervenciones.

    Por un lado, coincido en que estamos ante un sistema de poblamiento heradado de la Reconquista, que ha permitido una gestión óptima del territorio hasta entrado el S. XX, pero que no se adapta bien a un S. XXI en el que los avances en transportes, la movilidad de la población, y las nuevas tecnologías, entre otros factores, hacen que el escenario para la localización y los flujos de población sean muy diferentes a los de hace 50-100 años. Estos desajustes están en la base de los procesos de despoblación, especialmente intensos en determinadas áreas.
    En el foro planteé las diferencias entre hablar de despoblación (pérdida de población) y abandono, concepto que acertadamente recoge Eduardo, para referirnos a las actividades. En resumen, un territorio abandonado en sus actividades es obviamente un territorio no viable demográficamente, y en grave proceso de despoblación (aunque las relaciones causales pueden ir en ambas direcciones, generándose un círculo vicioso de empobrecimiento). Pero también insistí en que un territorio no abandonado, puede ser viable incluso con baja densidad de población.
    Y esto nos lleva a la perspectiva que aquí recogéis varios de vosotros, y en la que insistió acertadamente José Luis, la perspectiva territorial comarcal, a la que yo, en el marco del Foro, denominé principalmente supramunicipal (aunque también en algún momento utilicé el concepto de comarca).
    En todo caso, el problema de la despoblación, que muchos estudiosos se empeñan en ver desde la escala municipal y analizarse como un problema demográfico (que lo es), debe enmarcarse en esa referencia que implica considerar la presencia de actividades y que obliga a considerar la despoblación desde esta otra referencia territorial, la escala supramunicipal (o comarcal). Esto es especialmente válido cuanto más atomizada es la estructura del poblamiento (sobre todo en Castilla y León y parte de Castilla-La Mancha, Aragón, etc.).

    Me resultó llamativo (y lo confieso, un poco preocupante), que en el marco del Foro de la Despoblación algunas de las intervenciones, principalmente desde el lado de las instituciones locales (municipales y Diputaciones) no se acababa de ver que la referencia para abordar no solo el análisis de la despoblación, sino sobre todo, las intervenciones, han de orientarse en esa perspectiva supramunicipal.
    Quiero pensar también que las intervenciones urgentes que ha iniciado el nuevo gobierno, en apoyo a jóvenes emprendedores (o para la creación de empleo para jóvenes), van a ir teniendo esta referencia, y no centrarse únicamente en indicadores aislados de carácter municipal, que podrían condicionar seriamente la eficacia de algunas de estas iniciativas.

    Con el permiso de Eduardo, y agradeciéndole sus lecciones y generosidad, querría invitar desde aquí a los lectores del blog a que hagáis un seguimiento de las actividades del Foro Nacional de la Despoblación (ingrediente importante para la Estrategia Nacional para el Reto Demográfico), e intentéis contribuir, en la medida de vuestras posibilidades, para que éste se enriquezca de vuestra experiencia y conocimientos.
    Muchas gracias a todos, y disculpad porque abordaba otros temas, de los que seguramente tendremos ocasión de compartir en otra ocasión.
    Cordialmente,
    Javier.esparcia@uv.es

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  10. Gracias Javier por leer el texto y honrado por tus comentarios, siempre lúcidos y que comparto en su totalidad. No pude asistir a la reunión del Foro Nacional, ya que supe de ella un par de días antes, y tenía ocupado ese día 24 de octubre con un compromiso previo. Ojalá ese Foro nos permita salir de los lugares comunes sobre despoblación rural y que nos impide avanzar propuestas realistas y factibles. Un abrazo.

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  11. Soy secretario de Ayuntamiento en Aragon y comparto todo el articulo. Solo aclarar una cosa: hay que hacer cirugía, y centrarse en aquellos municipios (el modelo comarcal en Aragon y en Cataluña han fracasado), que pueden salvarse. Hay que concretar las acciones en las que intervenir todas las administraciones. Tengo una lista, es muy larga y no todo es invertir

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  12. Gracias por leer el text. Estoy totalmente de acuerdo Antonio con tu comentario. Me gustaría conocer la lista de sugerencias que tienes. Mi correo electrónico es emoyanoestrada@gmail.com.
    Saludos.

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  13. Por qué consideramos el despoblamiento rural como algo no deseable? Se pierde cultura y tradiciones, sí. Pero desde el punto de vista medioambiental creo que se gana.
    Por otro lado la humana es una especie social y gregaria, y si han existido y aun existen pequeños grupos es porque había que aprovechar los recursos allá donde estuviesen. Ahora ya no es así: hay gente que puede nacer y morir de viejo sin salir de Madrid habiendo ganado su sustento sin salir de la ciudad. Es esto malo?. (Para mí sería un suicidio, pero en el mundo hay millones de personas así).
    El aprovechamiento de recursos y gestión de residuos es infinitamente más rentable en una ciudad que en el mundo rural.
    El planeta puede soportar una población de 7.000 millones de urbanitas, pero no puede soportar 7.000 millones de ciudadanos rurales.

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  14. Hola, me gustaría utilizar tu artículo para mi trabajo de fin de grado, como podría citarlo con APA?
    Muchas gracias

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