viernes, 24 de junio de 2016

 DESPUÉS   DEL   BREXIT


Los británicos han decidido en referéndum salirse de la UE. El Brexit ha ganado con claridad, con más de un millón de votos de diferencia sobre los partidarios del Brin. Ya se ha cobrado la primera víctima en la persona de David Cameron, quien, asumiendo la responsabilidad que le faltó al convocar el referéndum británico, ha anunciado su dimisión como Primer Ministro.

Más allá de las esperadas turbulencias en los mercados bursátiles, que se irán calmando en los próximos días, el resultado del referéndum plantea un problema interno de legitimidad entre, de una parte, un Parlamento mayoritariamente favorable a la permanencia en la UE y, de otra, una población que se ha manifestado en contra y que ha sido movilizada por partidos, como el UKIP, con sólo un parlamentario. Veremos cómo lo resuelven los británicos en las próximas semanas.

A nivel de la UE, el art. 50 del Tratado de Lisboa, establece el procedimiento de salida de un Estado miembro, pero no se tiene experiencia de cómo hacerlo, por lo que no será fácil su implementación. En todo caso, no se espera que haya novedades antes de dos años, plazo máximo que tendrán los negociadores de una y otra parte para fijar el nuevo marco de relaciones entre la UE y el Reino Unido.

En este sentido puede haber diversas formas de encaje para evitar grandes trastornos en ambas partes. Una posibilidad, entre otras, es que el Reino Unido forme parte, como Noruega, del llamado Espacio Económico Europeo, un mercado interior común que permite la libertad de personas, bienes, servicios y capitales. Además, el Reino Unido podría continuar participando en acuerdos de cooperación intergubernamental con la UE en materias como seguridad, investigación, educación, medio ambiente,… aunque no en las políticas comunes, como la agraria y pesquera. De este modo se podrán minimizar los efectos negativos del Brexit, aunque es verdad que si, como se prevé, se produce una recesión económica en el Reino Unido y una devaluación de la libra, eso repercutirá en las economías de los países de la UE.

Sin minimizar los efectos económicos de la salida del Reino Unido, lo que me interesa resaltar en este breve artículo, son sus consecuencias políticas, y los efectos que puede tener sobre el proceso de integración europea. Porque debemos tener en cuenta que los problemas de la UE siguen estando ahí después del Brexit, unos problemas pendientes de un tratamiento serio y responsable por parte de las instituciones comunitarias. Quizá la salida del Reino Unido acelere ese tratamiento para evitar que las cosas vayan a peor e impedir que se produzca un efecto contagio en otros países, como Holanda, Austria, Francia o la misma Alemania, donde los partidos nacionalistas antieuropeos están en claro ascenso.

El efecto contagio es la más grave consecuencia política que podría tener la victoria del Brexit, ya que les daría argumentos a esos dirigentes populistas para exigir referéndums similares al británico, creando tensiones internas de difícil gestión en un momento tan delicado como el actual (con una crisis económica aún no resuelta, con la amenaza del terrorismo yihadista y con la inestabilidad instalada en las fronteras europeas que provoca la llegada masiva de refugiados en busca de asilo).

Sea como fuere, la UE necesita una reflexión seria sobre el estado de debilidad en que se encuentra y precisa de un diagnóstico correcto, así como de un adecuado tratamiento que no excluya ninguna posible solución. Simplificando en aras de ordenar un debate tan complejo como éste, las posiciones programáticas respecto al futuro de la UE pueden resumirse en las tres siguientes.

En primer lugar, la europeísta de “más Europa”, favorable a que la UE avance hacia una federación de estados, que implique mayor cesión de competencias a Bruselas, que aumente el rango de las políticas comunes y que incremente las aportaciones de los Estados miembros al presupuesto común (hoy fijado en un irrisorio 1% del PIB europeo).

En segundo lugar, la posición euroescéptica de “menos Europa”, que aboga por que la UE se limite a consolidar el mercado único y a desarrollar una zona de libre cambio, devolviendo competencias a los Estados miembros, incluso en políticas que son hoy comunes (como la agraria, que, en opinión de los euroescépticos, sería renacionalizada).

Y en tercer lugar, la posición europosibilista (o europragmática) que aboga por una integración flexible en el marco de una “Europa a varias velocidades” que existe ya de hecho en la UE (por ejemplo, sólo 19 países están en el euro). Esta posición apuesta por avanzar hacia una mayor integración sólo en algunas políticas (como las correspondientes al euro y la UEM, y las relativas a la regulación del derecho de asilo), pero dejando otras áreas a la lógica de la cooperación intergubernamental y ofreciendo una especie de estatuto a la carta para que cada Estado encuentre su acomodo en la UE.

En definitiva, la victoria del Brexit, siendo una mala noticia, hay que verla como una oportunidad para debatir sobre el futuro de la UE, reflexionando con sensatez sobre los grandes problemas que tenemos por delante (por supuesto, el de reactivar la economía y gestionar la llegada de refugiados e inmigrantes, pero también el de afrontar el problema de la seguridad interior).

No es el momento ni de las flagelaciones, ni de las huidas hacia adelante, ni tampoco del resentimiento contra los que han votado libremente salirse de la UE. Es momento de mantener la calma y la serenidad, de hacer un buen diagnóstico sobre las debilidades del proyecto europeo y de buscar, con realismo, las mejores soluciones para reactivarlo.

14 comentarios:

  1. Gracias por responder a muchas preguntas!
    Este artículo cumple, casi, una función social.
    Lo comparto en mis redes.
    Saludos.

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  2. Gracias Cristina. Es un placer saludarte. Espero que te vayan bien tus asuntos profesionales y personales. Un abrazo.

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  3. Gracias Cristina. Es un placer saludarte. Espero que te vayan bien tus asuntos profesionales y personales. Un abrazo.

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  4. Interesante análisis y reflexión.
    Y como bien dices, creo que es momento de hacer un buen diagnóstico y buscar soluciones integradoras y de futuro.

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  5. Gracias Eduardo por tus clarificadoras opiniones en este y otros temas tratados en tu blog.
    Sin duda el efecto de contagio político y de aprovechamiento de estos resultados con fines electorales ( como ya está pasando ) en otros países miembros de la UE , empezando por España , puede resultar la consecuencia más peligrosa para avanzar en la construcción europea y para incentivar posiciones ultras

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  6. Gracias Eduardo por tus clarificadoras opiniones en este y otros temas tratados en tu blog.
    Sin duda el efecto de contagio político y de aprovechamiento de estos resultados con fines electorales ( como ya está pasando ) en otros países miembros de la UE , empezando por España , puede resultar la consecuencia más peligrosa para avanzar en la construcción europea y para incentivar posiciones ultras

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  7. Buena y realista reflexión que me saca de mi estado de congoja a medias pues son pasos atrás en algo que ha costado mucho ir haciendo

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  8. Así es Eduardo.Optimo comentario. Creo que el Reino Unido pondrá disfiguar todavia más yá que su configuración es complexa. Hora de calma para el projimo passo.

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  9. Así es Eduardo.Optimo comentario. Creo que el Reino Unido pondrá disfiguar todavia más yá que su configuración es complexa. Hora de calma para el projimo passo.

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  10. Eduardo, gracias de nuevo por tus dos entradas sobre el Brexit. Desde el viernes pasado estoy con una sensación de tristeza y frustración que no puedo quitarme de encima. Por mucho que supiésemos que la salida de Reino Unido era posible al convocar una consulta de forma tan irresponsable, yo pensaba, como muchos, que se impondría la cordura. Aunque el tema es complejo, y a pesar de la llamada “anomalía británica” que empezó con la propia entrada de ese país en 1973, mucho después de que los 5 socios fundadores lo hicieran, y continuó quedándose fuera de la UEM al no aceptar la moneda única europea, es una pésima noticia para el futuro de Europa y creo sinceramente que para el propio Reino Unido. La historia de Reino Unido está íntimamente ligada a Europa, además de ser un aliado natural de EEUU.
    La salida de Reino Unido (por cierto que los resultados del referendum puede que supongan un Reino No Unido) llega en momentos bajos del proceso de integración, con un alejamiento manifiesto de la ciudadanía respecto a Bruselas. Siendo, muy grave su salida, sin duda lo peor va ser el efecto contagio que va a tener en otros países donde, las horas bajas del proyecto europeo están siendo aprovechadas por partidos políticos de extrema derecha que suponen un peligro real para la convivencia europea, porque culpan de los problemas internos a los de "fuera" (un caso paradójico es el propio Reino Unido, donde ninguna encuesta da como un problema fundamental la inmigración y el movimiento del Brexit lo ha esgrimido como algo esencial).
    Sin embargo, a pesar de esta mala noticia y del futuro incierto para Europa que plantea esta nueva situación (la obligación de aplicar por primera vez el artículo 50 del Tratado de Lisboa), ojala esta crisis sirva para buscar salidas efectivas a la continuación del proceso de integración europea. Hay que avanzar en las soluciones a los males que aquejan la UE, paralelamente al proceso de salida de Reino Unido. Estas soluciones tienen que venir de un profundo debate entre las distintas posiciones que existen dentro de los socios europeos, como se plantea en tu artículo: las de "más Europa",las de "menos Europa",o las posiciones "más pragmáticas" que defienden una Europa flexible, donde sean posibles varias velocidades y diversos modos de integración.
    Para terminar esta reflexión, me voy a referir al valor del conocimiento en el proceso de integración europea como ejemplo de la importancia que tiene la integración de países en un mundo globalizado (en la Estrategia 2020, sabemos que H2020 es un potente programa que propicia y obliga a la cooperación intra y extracomunitaria). Shuman y Monet, los padres de la Unión Europea actual, decían que es posible transformar las relaciones entre los Estados y mejorar la vida de millones de ciudadanos. Para seguir avanzando en este sueño, que se ha hecho realidad en bastante medida, y hacerlo sostenible, la creación y transmisión de conocimiento tiene que ser uno de sus pilares centrales. El conocimiento en su concepción más global que es sino cultura en los términos que la UNESCO, en su declaración de 1982 en México, la definía “la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opiniones. A través de ella el ser humano se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas metas y crea obras que lo transcienden”.
    Si recordamos el grito de "Muerte a los traidores. Por la libertad del Reino Unido" que profirió Thomas Mair al asesinar a la diputada laborista Jo Cox partidaria de la permanencia británica en la UE, leemos la definición de cultura referida antes y recordamos las aspiraciones de Shuman y Monet, seremos plenamente conscientes de que nos estamos jugando nosotros y las generaciones futuras.

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  11. Magníficas reflexiones Mechor que comparto. Un abrazo

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  12. Magníficas reflexiones Mechor que comparto. Un abrazo

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